Suena el despertador a las 2:30am, no me puedo levantar. Estoy muy cansado, tengo frío y ganas de vomitar. Sobre las marcha se lo digo a Diego y Julio, que están en la tienda de al lado. Cada vez tengo más frío. No tardo ni dos minutos en confirmarles que no cuenten conmigo, no estoy en disposición de hacer nada. Me siento peor a cada momento que pasa. Me dan arcadas, salgo de la tienda pero no soy capaz de echar nada.
Empiezo a darle vueltas a la cabeza. No sé qué me ha pasado pero estoy totalmente derrotado. Hago cuentas, y en España son las 20:30. Busco una llamada de teléfono que me un poco de cobijo. En plena llamada me obligan a ir a orinar y confirmar que la orina no es negra. Tengo que coger fuerzas para salir del saco. Falsa alarma, todo bien.
A todo esto, está nevando bastante, Diego y Julio fueron a la Yurta Comedor a desayunar, pero no sé si finalmente han salido o no. No aguanto, me quedo dormido.
Duermo del tirón hasta casi las 8am, ya no me encuentro tan mal. Me levanto a desayunar casi sin pereza. En la Yurta, nada más entrar, me cruzo con Unai, me pregunta qué hago aquí, que por qué no estoy camino a C2. No me salen casi ni las palabras porque ahí me doy cuenta de que, ahora, estoy sin pareja de cordada para intentar ir a C2. Chencho en Osh, Pablo en CB y Julio y Diego, ellos si, rumbo C2. Vaya tintes está cogiendo la expedición.
Desayuno con Unai y Mikel. Charlamos de muchos temas. Estos tíos son la caña. Han estado varias veces en Perú, han intentado el Khan Tegri, este es el segundo intento al Lenin, incluso han mirado de tú a tú un 8.000 (sin éxito al parecer). Me proponen que me vaya con ellos a hacer el Yukhin. Este pico ya lo hice hace varios días (estaba en el plan de aclimatación) pero mejor repetirlo y seguir aclimatando que estar todo el día en el campamento. Además, así me testeo y veo que tal estoy después de tal fatídica noche.
Volvimos para almorzar, y desde que acabamos no paré de darle vueltas a la cabeza sobre como poder solucionar la situación y tirar para C2. Estaba convencido de que estaba casi recuperado de lo que pasó y tenía que subir si o si a la madrugada siguiente, de no hacerlo iba a perder el ciclo de aclimatación, de volver a dormir en C2 y probar qué tal en C3.
La primera idea que se me pasó por la cabeza era proponérselo a los vascos, pero ni si quiera se lo comenté. Ellos estaban empezando a aclimatar ahora y mañana bajaban a CB para hacer un porteo. No quería trastocar los planes de aclimatar de nadie.
Cruzar yo solo la parte superior del glaciar no era una opción (por las grietas), así que pensé en jugármela yo por toda la zona inferior y zona de cuerdas fijas, y cuando llegara a la zona superior encontrarme con Diego y Julio. Esto tenía dos problemas, ellos tenían que querer ir hasta allí, y lo más complicado, tenía que ser capaz de contactar con ellos y contarles el plan.
Primero les escribo un WhatsApp, por si acaso hay suerte. No hay respuesta. Luego me acuerdo de que a las 20:00 es la última comunicación por radio C1/C2, voy a la carpa de Vladimir y le cuento la situación. (Vladimir es el que reparte aqui el bacalao)
Me comenta que le parece buena opción, que esté allí a las 19:55 y los contactamos.
Me planto delante de su carpa más puntual que en toda mi vida, 19:50 por si las moscas. Por la puerta entreabierta veo en la pantalla del ordenador las cartas al solitario. A las 19:55 le suena una alarma y cierra la pantalla.
Entro en la carpa, Vladi conge su radio y pronuncia «Granada Team, Granada Team, Camp 1». No hay respuesta. Lo vuelve a repetir con la misma suerte. Me mira y me dice que volverá a intentarlo después de la ronda de contacto con las demás cordadas.
Tras unas diez o doce comunicaciones con las demás cordadas Vladi lo vuelve a intentar. Nada cambia. Esto solo significa dos cosas, la primera es que Diego y Julio tienen la radio apagada. La segunda, que necesito un plan alternativo, pero son las 20:00 y se me acaba el tiempo.
Solo me quedaba una opción, acoplarme con alguien que subiera esta misma noche. Vladimir echa un vistazo a su libreta y me comenta que hay un chico que se llama Zsolt que está sin cordada, que se lo proponga.
Me vuelvo a dirigir a la Yurta Comedor, abro la puerta, avisto unas 40 personas. ¿Quién coño es Zsolt?
Ni si quiera lo intento y me voy a sentarme con los vascos. No pasan ni dos minutos y me toca por la espalda una chica de la organización. Solo me dice «Zsolt», me agarra de la camiseta y me planta frente a él.
No hablamos más de 30 segundos. Ya estaba todo decidido, a las 4:00 salíamos hacia C2.
Yo tan solo quería una cosa, no volver a cagarme encima.